Antes de disfrutar el concierto de los Hombres G en al auditorio y con dos horas de anticipación, decidimos Quetzalli y un servidor ir a cenar.
La elección fue el Saks de Polanco, un lugar agradable ambientado siempre de acuerdo a la ocasión y al momento, con un excelente servicio y por supuesto lo mejor de todo, la variedad en su carta.
Por tratarse de una cena ligera, me decidí por sus pizzas elaboradas con la tradicional masa italiana y preparadas en un horno de piedra. Pedí mi favorita una de 4 quesos, realmente una delicia, de pan delgado y un toque de crocante que la hace única. Las pizzas son acompañadas por un trío de salsas que combinan perfectamente al paladar. La primera de aceite de oliva con aceitunas, la segunda de cilantro y la tercera de chipotle.
Si son de buen comer una pizza, es suficiente para una persona, nosotros pretendíamos compartirla, sin embargo, la variedad de platillos de Saks, hizo que Quetzalli se inclinara por unas enchiladas campechanas; verde, roja y de mole rellenas de queso y servidas en una cama de frijoles refritos, un toque de cilantro y por supuesto cebolla y queso.
Debido a que aún no puedo consumir bebidas alcohólicas, pedimos una garrafa de jugo de mandarina, la cual estaba deliciosa. Sin embargo cuentan con una carta variada de vinos y pos supuesto de cervezas, complemento ideal para una pizza.
Sin duda Saks, es uno de los mejores lugares para visitar, ya sea para desayunar comer o cenar, pues manejan ingredientes naturales y frescos y cuidan hasta el más mínimo detalle en el servicio.
Saludos¡¡¡
jueves, 5 de noviembre de 2009
lunes, 24 de agosto de 2009
Te lo Mereces Papantla
El secretario de turismo la semana pasada anunció que Papantla, Veracruz, dejó de pertenecer al programa “Pueblos Mágicos”, por falta de orden y calidad.
“Pueblo Mágico”
Te lo mereces Papantla, o mejor dicho: te lo merecías
Por Alberto Albarrán Leyva
Te lo mereces Papantla, porque tus presidentes municipales no han sabido gobernar.
Te lo mereces Papantla porque ni Martin Rizo López, ni Francisco Herrera Jiménez, ni Federico Márquez Pérez, te supieron valorar, ni transmitir a su pueblo el mensaje correcto de lo que es ser “Pueblo Mágico”.
Te lo mereces Papantla, porque Paco Herrera se llenaba de orgullo en encontrar “muchos papantecos en Laredo Texas”, cuando lo correcto sería darles empleo y oportunidades en su tierra.
Te lo mereces Papantla, porque tu gente, tu pueblo, no tiene la más mínima educación y siempre tienen sus calles, plazas y jardines sucios.
Te lo mereces Papanlta, porque la madre en lugar de enseñarle el orgullo, los valores y la riqueza de su tierra a sus hijos, les enseña a dejar un vaso de horchata en cualquier rincón, calle, banca o piso de la ciudad.
Te lo mereces Papantla, simple y sencillamente porque te dormiste, creíste que el ser “Pueblo Mágico”, era sólo de nombre, porque durante dos años viviste de un sueño de opio y porque a pesar de que te advirtieron no les hiciste caso.
Te lo merecías Papantla, tierra de la cultura totonaca y cuyo legado como es el Tajín y los voladores de Papantla se han ganado un lugar a nivel mundial.
Te lo merecías Papantla, porque eres la cuna de la Vainilla, importante aportación para la gastronomía en México y el mundo.
Te lo merecías Papantla, porque familias como la de José Luis Hernández de Cuir, que junto con su hermana mantienen vivas las tradiciones en el parque ecológico Xanath.
Te lo merecías Papantla, porque año con año miles de visitantes llegan a la cumbre Tajín.
Te lo merecías Papantla por tu gastronomía, por el zacahuil, los bocoles, el agua de horchata, los molotes, entre otros platillos típicos de la región Totonaca.
Sigue soñando Papantla, sigue luchando Papantla, porque para bien o para mal te lo mereces, o más bien te lo merecías.
“Pueblo Mágico”
Te lo mereces Papantla, o mejor dicho: te lo merecías
Por Alberto Albarrán Leyva
Te lo mereces Papantla, porque tus presidentes municipales no han sabido gobernar.
Te lo mereces Papantla porque ni Martin Rizo López, ni Francisco Herrera Jiménez, ni Federico Márquez Pérez, te supieron valorar, ni transmitir a su pueblo el mensaje correcto de lo que es ser “Pueblo Mágico”.
Te lo mereces Papantla, porque Paco Herrera se llenaba de orgullo en encontrar “muchos papantecos en Laredo Texas”, cuando lo correcto sería darles empleo y oportunidades en su tierra.
Te lo mereces Papantla, porque tu gente, tu pueblo, no tiene la más mínima educación y siempre tienen sus calles, plazas y jardines sucios.
Te lo mereces Papanlta, porque la madre en lugar de enseñarle el orgullo, los valores y la riqueza de su tierra a sus hijos, les enseña a dejar un vaso de horchata en cualquier rincón, calle, banca o piso de la ciudad.
Te lo mereces Papantla, simple y sencillamente porque te dormiste, creíste que el ser “Pueblo Mágico”, era sólo de nombre, porque durante dos años viviste de un sueño de opio y porque a pesar de que te advirtieron no les hiciste caso.
Te lo merecías Papantla, tierra de la cultura totonaca y cuyo legado como es el Tajín y los voladores de Papantla se han ganado un lugar a nivel mundial.
Te lo merecías Papantla, porque eres la cuna de la Vainilla, importante aportación para la gastronomía en México y el mundo.
Te lo merecías Papantla, porque familias como la de José Luis Hernández de Cuir, que junto con su hermana mantienen vivas las tradiciones en el parque ecológico Xanath.
Te lo merecías Papantla, porque año con año miles de visitantes llegan a la cumbre Tajín.
Te lo merecías Papantla por tu gastronomía, por el zacahuil, los bocoles, el agua de horchata, los molotes, entre otros platillos típicos de la región Totonaca.
Sigue soñando Papantla, sigue luchando Papantla, porque para bien o para mal te lo mereces, o más bien te lo merecías.
miércoles, 20 de mayo de 2009
Ya no queda nada de los inicios de PETRUS
Después de un no muy agradable sabor de boca por la obra “Dulce Caridad”, de no ser por la orquesta y Lolita Cortés, decidimos Quetzalli y yo consentirnos un poco y buscar algo agradable de cenar.
Era sábado en la noche, así que entre muchas opciones que teníamos decidimos por el restaurante Petrus, de cocina europea mediterránea, que acorde a mi experiencia era una muy buen a opción para cenar algo sano, rico y acompañado de un muy buen vino.
¡Qué decepción!, al llegar al restaurante, como a eso de las 8:30 de la noche, el lugar estaba más que desolado, sólo había un par de mesas ocupadas, una por una pareja y otra por un par de amigas.
Tuvimos que esperar como cinco minutos para que nos asignaran mesa, pues no había personal y mucho menos una hostess. Después de que un sujeto de la barra del fondo se percatara de nuestra presencia, un mesero nos asignó una mesa.
Antes de ordenar los alimentos, el mesero nos sugirió una mimosa, la cual, Quetzalli aceptó, yo por mi parte solicité la carta de vinos, pues en mi mente circulaba el que Petrus cuenta con una amplia gama de 100 etiquetas de vinos de las cuales 80 son entre blancos, rosados y tintos por copeo.
Al llegar la supuesta carta de vinos, el mesero únicamente me dio una carpeta informativa con los vinos del mes, los cuales no me interesaron y tan sólo eran cuatro o cinco. Al cuestionarle por la carta completa de vinos porque quería saber cuáles eran las etiquetas por copeo, el hombre se limitó a llevarme 4 botellas abiertas de vino tinto y me indicó que únicamente tenían esos vinos en existencia.
En la mente yo traía un buen vino de Santo Tomás, o de LA Cetto, cuyas botellas por cierto decoraban muy bien y seguramente “muertas de risa” una enorme barra y terraza del restaurante. Me tuve que conformar con un tinto Matarromera.
Ya para entonces la decepción era grande, pues ya habíamos pasado por dos experiencias negativas. Decidimos ordenar una sopa de cebolla y una ensalada, cabe destacar que me sorprendieron los precios de la carta, muy accesibles y además podías armar paquetes con entradas y platos fuertes.
La sopa pasó la prueba de fuego y nos agradó, sin embargo la ensalada venía con las hojas de lechuga mal escurridas, llenas de agua y sin el más mínimo de aderezo.
Al llegar los platos fuertes, la decepción fue más, pues llegó un salmón sobre una cama de pasta, la cual venía bañada en aceite, por lo tanto, el salmón estaba más que grasoso, tuvimos que pedir un plato limpio para cambiarlo y secarlo un poco de la cantidad de grasa. La pasta pos supuesto estaba incomible.
En mi caso llegó un corazón de filete, el cuál, solicité término medio sin embargo no venía lo suficientemente sellado, además acompañado de una pasta completamente llena de grasa, no se si era mantequilla o aceite, pero igualmente incomible.
Antes de retirarme me dirigí a la barra y observé que había varias botellas de vino abiertas, más de diez, por lo que cuestioné al otro mesero al respecto. Su respuesta fue: “¿desea probar alguno de los vinos?”, mi respuesta fue un rotundo no, sin embargo, le cuestioné sobre el echo de ofrecer vinos por copeo y el mesero muy amable me contestó que si, incluso que mi mesero debió ofrecerme una prueba de alguno de los vinos que yo eligiera, incluso sugerir alguna copa de acuerdo a mi platillo. Pos supuesto nada de eso pasó.
Qué desastre de restaurante y que decepción, me extraña pues Don Guillermo y su hija, propietarios del lugar, son unos amantes del vino y la buena comida, pero por lo pronto, este restaurante que ofrece eso y más, ya no le queda nada de lo que fue PETRUS en sus inicios.
Petrus se ubica en Insurgentes Sur 1217, Col. Extremadura Insurgentes. Teléfono 5563-6340. lunes a domingo 7 a 23 hrs. Consumo aproximado p.p. $200 a $300.
Aquí dejo el link de un reportaje que escribí sobre ellos hace ya cuatro o cinco años, en aquel entonces era algo muy diferente.
Aquí dejo el link de un reportaje que escribí sobre ellos hace ya cuatro o cinco años, en aquel entonces era algo muy diferente.
martes, 27 de enero de 2009
Breve, pero sustancioso recorrido por la gastronomía de Campeche
Por: Lic. Alberto C. Albarrán Leyva
Cuando visité la fascinante Ciudad de Campeche, me di a la tarea de realizar un breve, pero sustancioso recorrido por su gastronomía.
Dicen que la cocina de un pueblo o de un país, reflejan los valores que contribuyen a dar una identidad cultural y la capital campechana no es la excepción; hablar de su cocina es sinónimo de abundancia, de sabores, aromas, texturas y de la mezcla de dos culturas que con el paso del tiempo se mantiene y evoluciona con nuevas propuestas.
En este legendario puerto de México, donde nació la palabra cocktail, recorrimos varios rincones, restaurantes y lugares, donde nos ofrecieron verdaderos manjares y nos hicieron sentir la hospitalidad del campechano.
Claro ejemplo de ello, es la cantina más antigua de la ciudad, ubicada muy cerca de la puerta de tierra y que lleva por nombre el Rincón Colonial. De ambiente familiar, relajado y una decoración que nos evoca al pasado, este lugar ofrece las mejores botanas de la ciudad de Campeche.
Atendido por Don Fernando Calderón, a quien cariñosamente los parroquianos le apodan el “Tío Fito”; el Rincón Colonial nos ofreció una gran variedad de botanas típicas de la región. Por sus mesas desfilaron los panuchitos, los taquitos de hueva de pescado con huevo, los taquitos de cochinita; el Sikilpak, que es pepita molida con aceites, ¡realmente deliciosa!, acompañada de unos totopitos y frijoles refritos; el pan de raya, y para cerrar, los tacos de de relleno negro.
Sin embargo, de lo más destacado del lugar, además de la agradable charla del “Tío Fito” y la compañía de Manolo Nogueira, fue sin duda el famosísimo Pan de Cazón, que para un servidor es la “especialidad de la casa”. Esta tortilla frita rellena de cazón, frijoles y bañada en una salsa de jitomate, acompañado de su rebanada de aguacate y chile habanero, es una delicia ampliamente recomendada para disfrutar en Campeche.
El pámpano frito, con un breve toque de especias, fue un complemento ideal para culminar el recorrido por la historia y la cocina de este lugar; ¡claro!, acompañado de un buen ron Habana Club, un tequila Real Hacienda o un brandi Don Pedro.
Continuando con nuestro viaje gastronómico, nos recomendaron visitar el mercado público Pedro Sainz de Baranda, para degustar las famosísimas “tortas de Ruelas”, mejor conocidas como trancas de relleno negro y de lechón tostado, un verdadero manjar. Es tal su éxito, que en la ciudad abundan los establecimientos que ofrecen esta delicia.
Sin embargo, es en el interior del mercado, en la taquería “El Amigo Marcos Ruelas”, donde pudimos disfrutar de una tranca acompañada por un agua de lima.
Además de los pescados y mariscos, Campeche es famoso por sus cenadurías, en donde se puede gozar también de los antojitos típicos de la región. La plazuela de San Francisco, fue el marco ideal para deleitarnos con verdaderos manjares preparados en la cenaduría “Los Portales” atendida por Jorge Medina, quien lleva más de 30 años al frente del restaurante.
Nos recibió con frescas aguas de Chaya con piña, lima y horchata con coco, para después darle entrada a los tamales de Chaya envueltos en hoja de plátano y salsa de jitomate; las sincronizadas, hechas con tortilla de maíz frita, rellena de frijoles, encima llevaba delicioso pavo desmenuzado y cebolla morada y como complemento, una salsa de repollo blanco, vinagre, chile habanero y sal.
Disfrutamos también del chocolomo, un hervido de carne de res cuya base es el rabo y las vísceras; el jamón claveteado, que puede llevar jamón de cerdo o pavo condimentado con clavo, hojas de laurel, canela y pimienta, se sirve acompañado de queso de papa, lechugas y una salsa agridulce.
No faltó el tradicional pibipollo y la Merienda Campechana, que no es más que lo que queda del pibipollo y se le añaden unos deliciosos frijoles.
Casi para concluir nuestro recorrido gastronómico por Campeche, visitamos el restaurante “La Pigua” de cocina internacional pero, cuya especialidad, son los pescados y mariscos preparados con una diversidad exquisita. Sin duda, el plato estrella del lugar son los famosos “Camarones al Coco”, icono de la cocina campechana y cuya combinación de sabores son una delicia para el paladar.
Probamos también, la ensalada Barba Negra cuya base son lechugas frescas acompañadas de pulpo, vinagreta y pimiento. Además destacamos de su carta las manos de cangrejo moro; el pulpo al Olivo, platillo donde se sirven los tentáculos del pulpo con aceite de oliva y rebanadas de chile huajillo, por lo que la combinación de ingredientes lo hacen un platillo inigualable.
Nada despreciable fue el arroz con calamares en su tinta y por supuesto, otro platillo típico: el chile Xcatic relleno de cazón. De postre, la especialidad de la casa es el pastel de coco y las pastas campechanas, de camote con coco y mango.
Mención especial mereció la cocina de la Hacienda Uayamon y el hotel Puerta Campeche, pues ofrecen una gran variedad en su menú y llevan el toque del joven Chef Cristián Bravo Colmenero.
Su cocina denota el cuidado, cariño y toque de lo tradicional, fusionada con la experiencia y conocimiento de Cristián. Claro ejemplo fue la cena que nos ofrecieron en Uayamón, donde además de un excelente servicio, disfrutamos de una Ensalada Puerta Campeche, cuya base era una combinación de lechugas acompañadas de gajos de toronja, naranja; jamón serrano, queso brie y una vinagreta de cítricos y albahaca con un toque de miel.
El plato fuerte fue una pechuga rellena de chaya con salsa de chile ancho acompañada de una crepa con vegetales.
La cocina campechana es un milagro de sabores por donde quiera que se pruebe, por lo que aquí les presenté sólo una pequeña parte de los muchos lugares, rincones y restaurantes que tiene Campeche para ofrecer.
Cuando visité la fascinante Ciudad de Campeche, me di a la tarea de realizar un breve, pero sustancioso recorrido por su gastronomía.
Dicen que la cocina de un pueblo o de un país, reflejan los valores que contribuyen a dar una identidad cultural y la capital campechana no es la excepción; hablar de su cocina es sinónimo de abundancia, de sabores, aromas, texturas y de la mezcla de dos culturas que con el paso del tiempo se mantiene y evoluciona con nuevas propuestas.
En este legendario puerto de México, donde nació la palabra cocktail, recorrimos varios rincones, restaurantes y lugares, donde nos ofrecieron verdaderos manjares y nos hicieron sentir la hospitalidad del campechano.
Claro ejemplo de ello, es la cantina más antigua de la ciudad, ubicada muy cerca de la puerta de tierra y que lleva por nombre el Rincón Colonial. De ambiente familiar, relajado y una decoración que nos evoca al pasado, este lugar ofrece las mejores botanas de la ciudad de Campeche.
Atendido por Don Fernando Calderón, a quien cariñosamente los parroquianos le apodan el “Tío Fito”; el Rincón Colonial nos ofreció una gran variedad de botanas típicas de la región. Por sus mesas desfilaron los panuchitos, los taquitos de hueva de pescado con huevo, los taquitos de cochinita; el Sikilpak, que es pepita molida con aceites, ¡realmente deliciosa!, acompañada de unos totopitos y frijoles refritos; el pan de raya, y para cerrar, los tacos de de relleno negro.
Sin embargo, de lo más destacado del lugar, además de la agradable charla del “Tío Fito” y la compañía de Manolo Nogueira, fue sin duda el famosísimo Pan de Cazón, que para un servidor es la “especialidad de la casa”. Esta tortilla frita rellena de cazón, frijoles y bañada en una salsa de jitomate, acompañado de su rebanada de aguacate y chile habanero, es una delicia ampliamente recomendada para disfrutar en Campeche.
El pámpano frito, con un breve toque de especias, fue un complemento ideal para culminar el recorrido por la historia y la cocina de este lugar; ¡claro!, acompañado de un buen ron Habana Club, un tequila Real Hacienda o un brandi Don Pedro.
Continuando con nuestro viaje gastronómico, nos recomendaron visitar el mercado público Pedro Sainz de Baranda, para degustar las famosísimas “tortas de Ruelas”, mejor conocidas como trancas de relleno negro y de lechón tostado, un verdadero manjar. Es tal su éxito, que en la ciudad abundan los establecimientos que ofrecen esta delicia.
Sin embargo, es en el interior del mercado, en la taquería “El Amigo Marcos Ruelas”, donde pudimos disfrutar de una tranca acompañada por un agua de lima.
Además de los pescados y mariscos, Campeche es famoso por sus cenadurías, en donde se puede gozar también de los antojitos típicos de la región. La plazuela de San Francisco, fue el marco ideal para deleitarnos con verdaderos manjares preparados en la cenaduría “Los Portales” atendida por Jorge Medina, quien lleva más de 30 años al frente del restaurante.
Nos recibió con frescas aguas de Chaya con piña, lima y horchata con coco, para después darle entrada a los tamales de Chaya envueltos en hoja de plátano y salsa de jitomate; las sincronizadas, hechas con tortilla de maíz frita, rellena de frijoles, encima llevaba delicioso pavo desmenuzado y cebolla morada y como complemento, una salsa de repollo blanco, vinagre, chile habanero y sal.
Disfrutamos también del chocolomo, un hervido de carne de res cuya base es el rabo y las vísceras; el jamón claveteado, que puede llevar jamón de cerdo o pavo condimentado con clavo, hojas de laurel, canela y pimienta, se sirve acompañado de queso de papa, lechugas y una salsa agridulce.
No faltó el tradicional pibipollo y la Merienda Campechana, que no es más que lo que queda del pibipollo y se le añaden unos deliciosos frijoles.
Casi para concluir nuestro recorrido gastronómico por Campeche, visitamos el restaurante “La Pigua” de cocina internacional pero, cuya especialidad, son los pescados y mariscos preparados con una diversidad exquisita. Sin duda, el plato estrella del lugar son los famosos “Camarones al Coco”, icono de la cocina campechana y cuya combinación de sabores son una delicia para el paladar.
Probamos también, la ensalada Barba Negra cuya base son lechugas frescas acompañadas de pulpo, vinagreta y pimiento. Además destacamos de su carta las manos de cangrejo moro; el pulpo al Olivo, platillo donde se sirven los tentáculos del pulpo con aceite de oliva y rebanadas de chile huajillo, por lo que la combinación de ingredientes lo hacen un platillo inigualable.
Nada despreciable fue el arroz con calamares en su tinta y por supuesto, otro platillo típico: el chile Xcatic relleno de cazón. De postre, la especialidad de la casa es el pastel de coco y las pastas campechanas, de camote con coco y mango.
Mención especial mereció la cocina de la Hacienda Uayamon y el hotel Puerta Campeche, pues ofrecen una gran variedad en su menú y llevan el toque del joven Chef Cristián Bravo Colmenero.
Su cocina denota el cuidado, cariño y toque de lo tradicional, fusionada con la experiencia y conocimiento de Cristián. Claro ejemplo fue la cena que nos ofrecieron en Uayamón, donde además de un excelente servicio, disfrutamos de una Ensalada Puerta Campeche, cuya base era una combinación de lechugas acompañadas de gajos de toronja, naranja; jamón serrano, queso brie y una vinagreta de cítricos y albahaca con un toque de miel.
El plato fuerte fue una pechuga rellena de chaya con salsa de chile ancho acompañada de una crepa con vegetales.
La cocina campechana es un milagro de sabores por donde quiera que se pruebe, por lo que aquí les presenté sólo una pequeña parte de los muchos lugares, rincones y restaurantes que tiene Campeche para ofrecer.
viernes, 16 de enero de 2009
Travazares
Después de un buen rato de no ver a mi amigo Ricardo Flores, finalmente nos pusimos de acuerdo para verlo en uno de mis lugares favoritos !Travazares¡, si ese pequeño lugar que combina el ambiente, los libros, la cultura, pero sobre todo las ganas de pasar un momento agradable.
Con la sorpresa que ya contaban con una carta más completa en lo que a alimentos se refiere, un buen intento para captar nueva clientela, pero los que conocen el lugar podrán estar de acuerdo conmigo que algo está pasando.
Está perdiendo el encanto, no se si fue la hora (18:00 hrs.) pero la comida no me pareció ya tan buena, una pasta a los cuatro quesos que estaba muy seca, un pollo de nombre extraño que también dejo mucho que desear y una ensalada que parecía un montaje simple de lechuga y cosas verdes.Extraño aquel lugar que hace honor a su ambiente: sencillo, romántico, apartado, agradable, bohemio; en el que todabía puedes disfrutar de un buen plato de quesos, un fondue, o un panini; esa carta sencilla sin pretenciones que complementaba perfectamente con la compañía, el lugar, la copa de vino o la cerveza obscura.
Del servicio, mejor ni comentamos, estoy de acuerdo que traten de ayudar a estudiantes de literatura? música? o lo que sea, a tener un ingreso extra como ayuda, pero el arte de meserear requiere una capacitación, técnica y enseñanza. Los chavos que me atendieron, no sabían ni lo que estaban sirviendo¡, pedías alguna otra bebida y se tardaban horas en servirla y lo peor fue cuando me abordaron para decirme que cerrarían mi cuenta, porque estaban haciendo el corte y cambio de turno, o sea poco faltó para que me dijera: ¿cuánto me va a dar de propina?. Amigos o amigo dueño de Travazares¡, ojo con esos detalles.
Finalmente salí no con aquel agradable sabor de boca de otros días y noches. Sin embargo, Travazares sigue siendo una buena opción para visitar, tomar la copa y platicar entre amigos, así sin myores pretenciones.
Dirección: Orizaba 127 Roma Teléfono: 5264-1421 / 3039 Cheque promedio: $250 por persona
Con la sorpresa que ya contaban con una carta más completa en lo que a alimentos se refiere, un buen intento para captar nueva clientela, pero los que conocen el lugar podrán estar de acuerdo conmigo que algo está pasando.
Está perdiendo el encanto, no se si fue la hora (18:00 hrs.) pero la comida no me pareció ya tan buena, una pasta a los cuatro quesos que estaba muy seca, un pollo de nombre extraño que también dejo mucho que desear y una ensalada que parecía un montaje simple de lechuga y cosas verdes.Extraño aquel lugar que hace honor a su ambiente: sencillo, romántico, apartado, agradable, bohemio; en el que todabía puedes disfrutar de un buen plato de quesos, un fondue, o un panini; esa carta sencilla sin pretenciones que complementaba perfectamente con la compañía, el lugar, la copa de vino o la cerveza obscura.
Del servicio, mejor ni comentamos, estoy de acuerdo que traten de ayudar a estudiantes de literatura? música? o lo que sea, a tener un ingreso extra como ayuda, pero el arte de meserear requiere una capacitación, técnica y enseñanza. Los chavos que me atendieron, no sabían ni lo que estaban sirviendo¡, pedías alguna otra bebida y se tardaban horas en servirla y lo peor fue cuando me abordaron para decirme que cerrarían mi cuenta, porque estaban haciendo el corte y cambio de turno, o sea poco faltó para que me dijera: ¿cuánto me va a dar de propina?. Amigos o amigo dueño de Travazares¡, ojo con esos detalles.
Finalmente salí no con aquel agradable sabor de boca de otros días y noches. Sin embargo, Travazares sigue siendo una buena opción para visitar, tomar la copa y platicar entre amigos, así sin myores pretenciones.
Dirección: Orizaba 127 Roma Teléfono: 5264-1421 / 3039 Cheque promedio: $250 por persona
Suscribirse a:
Entradas (Atom)